Al igual que ocurriera hace tan solo siete días, el sol ha vuelto a lucir con plenitud en Linares y las nubes han dado una tregua, para que en la última jornada de Semana Santa la ciudad pudiera disfrutar de la estación de penitencia del Domingo de Resurrección. A las 10.15 horas, las puertas de Santa Bárbara se abrían para que la Hermandad del Triunfo de la Santa Cruz y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús en el Misterio de su Gloriosa Resurrección y Nuestra Madre y Señora del Amor Hermoso en su Inmaculada Concepción pudiera salir a las calles de Linares a culminar una Semana Santa nefasta en lo que a meteorología se refiere.
Aunque el sol ha estado presente durante toda la mañana del Domingo de Resurrección, ciertos intervalos nubosos se han dejado ver en el cielo linarense, los cuales no eran del agrado de nadie, ya que suponían amenaza de lluvia que, finalmente, no se ha producido.
Cristo Resucitado, recientemente restaurado y con un significativo cambio de imagen, ha sido paseado por sus costaleros sobre el magnífico paso que la Hermandad está aún realizando, el cual ha estrenado este año los respiraderos. La Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de "La Pasión" ha sido la encargada de acompañar con sus preciosas marchas al “Resucitado” del escultor Víctor de los Ríos en esta mañana de Domingo.
Siguiendo a su Hijo, tan radiante como siempre, Nuestra Madre y Señora del Amor Hermoso, obra también de De los Ríos, restaurada posteriormente por Antonio Garduño. Su cuadrilla de 30 costaleros la ha bailado por las calles de Linares con singular maestría y con la dulzura que se merece. A la Reina del Domingo de Resurrección la ha acompañado musicalmente la Banda de María Inmaculada, quien por sus marchas perfectamente interpretadas ha cosechado gran cantidad de aplausos.
Tras el encierro forzoso, en torno a las siete de la mañana, de la Cofradía del Nazareno con motivo de la lluvia, Linares no volvió a ser objetivo de las precipitaciones hasta la tarde, cuando estaba prevista la celebración de hasta tres estaciones de penitencia: Expiración, Descendimiento y Santo Entierro.
De todas ellas, tan solo pudo ver la calle la primera, la Real Cofradía y Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de la Esperanza, aunque se vio obligada a acortar su recorrido de forma forzosa -igual que le ocurriera al Nazareno, el Rescate, la Oración en el Huerto y la Humildad- porque la lluvia la sorprendió en mitad del recorrido.
En torno a las tres de la tarde, hora de salida prevista de “La Expiración”, la Banda de Cabecera se encontraba ya en la Plaza de San Francisco, dispuesta a iniciar la estación de penitencia. Unas gotas de lluvia que cayeron en ese momento obligaban a la Junta de Gobierno de la Cofradía a decantarse por agotar las dos horas de margen que las Hermandades tienen para decidir si, finalmente, realizan o no estación de penitencia. Con el plazo cumplido, a las 17:00 horas se confirmaba la salida, que se producía bajo una cierta nubosidad que amenazaba con descargar en cualquier momento.
El trono del Santísimo Cristo de la Expiración era recibido con admiración por los linarenses que se concentraban en la céntrica Plaza de San Francisco de Asís. En la tarde de hoy ha contado con el acompañamiento musical de la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario, cuyas marchas han sido perfectamente bailadas por los 105 horquilleros que portan a Nuestro Padre Jesús, a punto de morir en la Cruz. Nuestra Señora de la Esperanza se incorporaría más tarde al cortejo procesional, ya que efectúa su salida desde las cocheras de la parroquia de San Francisco, situadas en la calle Sagunto.
Ambos tronos se dirigían hacia la calle Marqués de Linares, el tradicional punto donde “La Expiración” recrea la escena de la muerte de Jesús, siendo uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa linarense, comparable a otros como la lectura de la Sentencia al Prendimiento o las tres bendiciones del Nazareno.
Algunas gotas aisladas caían sobre la ciudad y los hermanos de la Cofradía miraban al cielo con temor. La lluvia respetó la celebración de la Ceremonia de la Expiración, la cual concentró a cientos de linarenses deseosos de vivir una buena tarde de Viernes Santo. Sin embargo, tras la finalización el acto, las amenazas de las nubes se cumplieron, arrojando gran cantidad de agua con cierta intensidad. La procesión se descompuso en ese momento: el trono del Cristo fue trasladado hacia la parroquia de San Francisco de Asís y el de la Virgen de la Esperanza fue llevado rápidamente por sus horquilleros hasta la Casa de la Hermandad, donde permaneció a salvo de una lluvia que continuaría cayendo de forma intermitente a lo largo de la tarde.
Precisamente, la lluvia fue la razón de que las otras dos Hermandades del Viernes Santo decidieran no procesionar por las calles de Linares. Las respectivas juntas de Gobierno esperaron a ver cómo evolucionaba la meteorología durante la tarde, pero el riesgo de precipitaciones era bastante elevado y por eso prefirieron no salir de sus templos, para proteger su patrimonio artístico.
La Ilustre Hermandad y Cofradía del Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor y María Santísima de las Penas se quedó este año sin poder estrenar en la calle su nuevo paso de misterio -el de mayores dimensiones de Linares, calzado por 54 costaleros- un proyecto muy importante conseguido dentro del mandato de la actual Hermana Mayor, María Remedios Jódar. La decisión de no salir de la parroquia de Santa Bárbara se conocía por todos los hermanos de la Cofradía pasadas las siete de la tarde.
Por su parte, la Real, Inmemorial e Ilustre Cofradía del Santo Entierro de Cristo, Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad, Santísima Virgen de las Angustias y Santa Vera Cruz también decidía no arriesgarse a pasear por Linares, ya que el tiempo se encontraba bastante inestable. La Junta de Gobierno, presidida por Wencesalo Palacios, anunciaba minutos después de las 20.30 horas que no se realizaría la estación de penitencia. Como homenaje para paliar la cancelación de la procesión, la Banda de Cabecera de “La Quinta Angustia” interpretó una serie de marchas en el interior de la parroquia de San Francisco, estando acompañada por gran cantidad de linarenses que se dieron cita en el Templo.